04 septiembre 2009

BUSCANDO LA PAZ DE GÉNERO


Este verano no hemos parado de encontrar, día sí y día también, noticias recogidas en diversos medios de comunicación acerca de mujeres asesinadas por una mal entendida organización de la sociedad en función del sexo de las personas y que se manifiesta de la manera más brutal en la denominada violencia de género, violencia machista.

Ayer fallecía la última víctima mortal de la violencia de género en Almería, quien cometió el fatal error de dejar la relación hace unos días.

Hace unas semanas el Tribunal Supremo absolvía a un hombre porque recurrió la sentencia de la Audiencia Provincial de Cáceres que le condenaba como maltratador porque dicha sentencia estaba mal argumentada. Es decir, un/a profesional no hizo su trabajo como es debido sin pensar las consecuencias que esto puede tener en la víctima, en su familia, en su entorno y, quizás, lo que es más lamentable: la imagen que se transmite de que denunciar a tu maltratador resulta inútil. Y esto no se puede permitir.
En este punto es imprescindible que los medios de comunicación reflexionen sobre el modo en que tratan este tipo de noticias, la influencia que ejercen en la sociedad en general y en la manera de entender esta problemática que nos afecta a todos y todas.

Hace unas horas varios medios publican una noticia según la cual la Audiencia Provincial de Sevilla absuelve a un presunto maltratador porque la víctima no ratificó la denuncia. Quizás fue por miedo, por temor a represalias, a no ser apoyada por su entorno más próximo (pues seguro que él era un hombre normal), a que la sociedad no comprenda que no le dejara, que no huyera, que no denunciara, que no llamara al 016.

Comprendo la dificultad de no entender esta actitud de las mujeres víctimas de violencia de género, especialmente cuando ha sido continuado y a lo largo de años, pero estos hombres que siguen sintiéndose dueños de sus mujeres tienen tal capacidad de engañar, de engatusar, de prometer, de aparentar, de anular y de destrozar la autoestima que como consecuencia las mujeres llegan a verse incapaces de salir de este círculo.

Por eso sigue siendo imprescindible trabajar la sensibilización en este tema desde edades tempranas y en todos los ámbitos profesionales directa e indirectamente relacionados con él. Y también a la sociedad en su conjunto, pues esto es un problema cultural y que, por tanto, requiere la implicación de todas y todos.

Después de todo esto, que se dé bombo al escaso porcentaje de denuncias falsas y que desde medios, entidades, administraciones, organizaciones sociales no siempre se trabaje todo lo que se debiera resulta triste y lamentable.



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